El Himno Nacional de la República Dominicana: Historia y Significado
Desde los primeros enfrentamientos en la guerra por la independencia, los soldados dominicanos, superados en número y equipamiento, mostraron un fervor patriótico inquebrantable. Durante 22 años, habían soportado vejaciones bajo el yugo extranjero y ahora, finalmente, tenían la oportunidad de liberarse. Sin certeza de sobrevivir, estaban dispuestos a sacrificar sus vidas por la libertad. En medio de este clima de esperanza y determinación, uno de los soldados comenzó a cantar una melodía aprendida recientemente, y sus compañeros se unieron en lo que se convertiría en el primer himno dominicano.
Pocos días después de la declaración de la independencia, el 1 de marzo de 1844, Santo Domingo estaba bajo el control de los trinitarios. Habían tomado la Fortaleza Ozama y reemplazado a la guardia haitiana con la recién formada Guardia Nacional. Sin embargo, faltaban elementos cruciales como el escudo de la nación y, especialmente, un himno nacional. Fue entonces cuando el poeta Félix María del Monte, inspirado por el fervor patriótico, escribió un himno para la nueva República.
El primer himno dominicano, conocido como el Himno de la Independencia, decía: "Al arma, españoles, volar aldalí, tomar por divisa, vencer o morir". Sin embargo, debido a complejas razones políticas, este primer canto no sobrevivió mucho tiempo, y el país se quedó sin un himno oficial durante la Primera República. Años después, el poeta y mártir Manuel Rodríguez Objío escribió otro himno, conocido como el Himno de la Restauración o Himno de Capotillo, que tampoco logró arraigarse en la conciencia colectiva.
En la ausencia de un himno oficial, en actos oficiales se rendían honores al jefe del Estado interpretando La Marsellesa o una marcha española. Esta situación cambió en 1883, durante una reunión de la primera asociación de prensa dominicana en la Logia Masónica Esperanza. Allí se presentaron varias composiciones, siendo la más aclamada la del maestro José Reyes con letras del poeta Emilio Prud'Homme. Este himno comenzó a ganar popularidad, especialmente después del traslado de los restos de Juan Pablo Duarte a la República Dominicana el 27 de febrero de 1884.
A pesar de su creciente aceptación, el himno de Reyes y Prud'Homme no fue declarado oficialmente como himno nacional hasta el 22 de mayo de 1934, mediante la Ley 700. Esta ley estipuló que el himno era invariable, único y eterno, compuesto por seis estrofas de ocho versos cada una. La Ley 210-19 regula actualmente que solo las primeras cuatro estrofas son de uso oficial cotidiano, siendo estas las que se cantan o escuchan en actos oficiales.
Las estrofas oficiales del himno dominicano son:
Quisqueyanos valientes, alcemos
Nuestro canto con viva emoción,
Y del mundo a la faz ostentemos
Nuestro invicto glorioso pendón.
¡Salve el pueblo que intrépido y fuerte
A la guerra a morir se lanzó,
Cuando en bélico reto de muerte
Sus cadenas de esclavo rompió!
Ningún pueblo ser libre merece
Si es esclavo, indolente y servil;
Si en su pecho la llama no crece
Que templó el heroísmo viril.
Mas Quisqueya, la indómita y brava,
Siempre altiva la frente alzará;
Que si fuere mil veces esclava,
Otras tantas ser libre sabrá.
El Capítulo Séptimo de la Constitución de la República Dominicana consagra los símbolos patrios: la bandera nacional, el escudo nacional y el himno nacional. Está prohibido cambiar tanto la letra como el tiempo musical del himno, y cualquier acto irreverente contra él es penalizado con sanciones que conllevan prisión y multas, según la Ley 210-19.
En reconocimiento a sus elevados méritos patrióticos, el maestro José Reyes y el poeta Emilio Prud'Homme han sido reconocidos como próceres distinguidos de la nación dominicana, y sus restos mortales descansan en el Panteón de la Patria. Esta rica historia del himno nacional refleja el profundo sentido de identidad y patriotismo del pueblo dominicano.