El Merengue y su historia

El Merengue y su historia

En una época de encuentros y mezclas de sonidos y movimientos de pasión y resistencia, tres culturas —española, taína y africana— se entrelazaron en un colorido tapiz de tradiciones, dando vida a una nueva danza. Esa pasión se arraigó en el corazón de su gente y se llamó merengue.

La pasión de los dominicanos por la música y el baile tiene profundas raíces. Durante la época precolombina, en la isla taína de Quisqueya o Haití (bautizada como La Española por los conquistadores europeos), los aborígenes celebraban rituales festivos con cantos y bailes llamados areítos. Con el tiempo y el descubrimiento de América, los conquistadores españoles trasplantaron su lengua, creencias religiosas, instituciones políticas y tradiciones culturales, incluyendo la contradanza española. Los españoles instauraron el sistema de esclavitud, sometiendo tanto a los indígenas como a los africanos traídos para reemplazar la escasa mano de obra nativa.

En este nuevo entorno, los esclavos negros forjaron su propia sociedad, preservando sus tradiciones religiosas y musicales, que enriquecieron al fusionarlas con elementos de la cultura taína en proceso de extinción. Este choque y fusión de culturas resultaron en la creación de una nueva identidad: el criollo hispanoamericano. Antes de la desaparición de los habitantes nativos de la isla, se produjo un sincretismo cultural entre españoles, taínos y africanos, dando lugar al elemento criollo, representando a todos los nacidos en el Nuevo Mundo.

Desde mediados del siglo XVI en la isla de Santo Domingo, comenzó a formarse la sociedad criolla o dominicana. Esta sociedad creó sus propias tradiciones culturales y artísticas. La contradanza española, fusionada con elementos del areíto taíno y la música africana, dio lugar a un baile criollo conocido como tumba dominicana. Durante los siglos XVIII y XIX, fue el baile favorito de los habitantes del Santo Domingo colonial. Según sociólogos y musicólogos, la tumba dominicana derivó de la tumba andaluza, una simbiosis entre la contradanza española y otros bailes populares como la contradanse francesa.

La tumba se bailaba en grupos, con los danzantes colocados en fila de dos en dos. Los hombres de un lado y las mujeres del otro, operaban un cuarto de conversión al inicio de la orquesta, balanceándose en ciertas variaciones del clarinete. El baile terminaba cuando cada mujer había bailado sucesivamente con todos los hombres presentes. Hacia mediados del siglo XIX, cuando los dominicanos se declararon independientes y proclamaron la República Dominicana, surgió una nueva expresión musical y baile denominado merengue. Aunque el origen del nombre es incierto, algunos sugieren que proviene de un término francés que designa un dulce llamado suspiro.

La primera mención pública del merengue en Santo Domingo data de 1854, aunque existen indicios de que ya era conocido antes de 1844. Es probable que el merengue surgiera como una expresión artística autóctona en respuesta a ritmos y bailes como los palos, congos, mangulina y carabinero. Algunos de estos procedían de la parte francesa de la isla. Durante la guerra dominico-haitiana, soldados celebraban victorias entonando letras jocosas, posiblemente las primeras manifestaciones del merengue.

A partir de 1855, el merengue comenzó a popularizarse en República Dominicana, primero en ambientes rurales y luego en áreas urbanas. Originalmente, los instrumentos básicos del merengue eran la tambora, la güira y el cuatro. La llegada del acordeón, un instrumento desconocido hasta entonces procedente de Alemania, cambió radicalmente la interpretación del merengue. Desde entonces, el merengue se ha interpretado con la güira (de origen taíno), la tambora (africana) y el acordeón (europeo), evidenciando su naturaleza tricultural.

En sus inicios, el merengue fue criticado por algunos sectores urbanos por considerarlo vulgar debido a la forma en que se bailaba. Sin embargo, con el tiempo, el merengue evolucionó en dos formas distintas: el merengue típico o perico ripiao en el campo, y el merengue de salón en la ciudad. Este último incorporó instrumentos como el teclado, saxofón y trompetas, haciéndolo más atractivo para las clases medias urbanas.

Durante la década de 1930, el dictador Rafael Trujillo utilizó el merengue como instrumento de propaganda en su campaña proselitista. En los años 60, el merengue experimentó nuevas transformaciones con avances tecnológicos musicales. Se modernizó, acelerando su ritmo e introduciendo coreografías innovadoras y excitantes movimientos. Se crearon nuevas agrupaciones musicales denominadas combos, que llamaron la atención de la juventud influenciada por el rock and roll y otros ritmos norteamericanos e ingleses.

Desde la década de 1980, el merengue continuó su modernización y alcanzó una proyección internacional sin precedentes. Este fenómeno atrajo la atención de públicos más demandantes y permitió que grupos musicales dominicanos llevaran el merengue a escenarios internacionales prestigiosos. En 2016, la UNESCO declaró al merengue como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, un reconocimiento que enorgullece a todos los dominicanos.

El merengue es más que una danza o una melodía; es el alma vibrante de la República Dominicana, un testimonio de su rica historia y diversidad cultural, y un patrimonio invaluable que celebra la alegría de vivir al ritmo del Caribe.

Subir