La Segunda Guerra Mundial
En los años previos a la Segunda Guerra Mundial, se produjo un aumento significativo en la actividad diplomática entre las distintas potencias implicadas. Países como Francia y Gran Bretaña intentaron evitar el conflicto creyendo en las promesas de Hitler, mientras que otras naciones, como Alemania y la Unión Soviética, buscaban maximizar sus beneficios de la situación.
La diplomacia alemana mostró una doble cara durante este periodo. En reuniones internacionales, Alemania declaraba su deseo de mantener la paz en Europa, mientras que simultáneamente amenazaba con iniciar un conflicto armado si se le contrariaba en sus planes de expansión territorial y rearme. Hitler encarnó el sentimiento de revancha de los nacionalistas alemanes que rechazaban la derrota de 1918 y las condiciones impuestas tras la rendición. Para revertir estas humillaciones, era esencial contar con un ejército más potente de lo permitido por el Tratado de Versalles.
El 23 de octubre de 1933, Alemania se retiró de la Conferencia de Desarme y de la Sociedad de Naciones debido a la negativa de Gran Bretaña y Francia de ceder a sus pretensiones. En secreto, Hitler comenzó a rearmar a sus tropas a través de organizaciones encubiertas, que se presentaban como privadas pero que recibían capital estatal, lanzándose a la innovación tecnológica y a la producción de material bélico en grandes cantidades. Esto generó un espectacular aumento en la actividad económica, permitiendo que a mediados de los años 30, Alemania disfrutara de una situación de pleno empleo.
Tras la derrota en la Primera Guerra Mundial, Alemania perdió aproximadamente el 13% de su territorio europeo, algo inaceptable para Hitler. En 1935, consiguió que la Sociedad de Naciones, tras un plebiscito, devolviera a Alemania el Sarre, administrado por Francia durante los últimos 15 años. En 1936, Alemania desplegó tropas en la zona desmilitarizada del Rin, contraviniendo las cláusulas del Tratado de Versalles. Ante esto, Francia comenzó a construir fortificaciones en su lado de la frontera.
Italia, viendo estos movimientos, decidió cambiar su política diplomática y comenzó a acercarse a Alemania. En 1934, Hitler puso sus ojos en Austria. Aunque un primer intento de golpe de estado falló, cuatro años después, Alemania había incrementado su influencia internacional y había conseguido la unión con Austria tras un referéndum en 1938, conocido como el Anschluss.
Ese mismo año, Hitler chantajeó a Chamberlain con la amenaza de una nueva guerra durante el conflicto de los Sudetes, una región de Checoslovaquia habitada por alemanes. En septiembre de 1938, los jefes de gobierno de Francia, Reino Unido, Italia y Alemania se reunieron en Múnich y acordaron la capitulación de Checoslovaquia, cediendo los Sudetes a Alemania.
El eje Roma-Berlín se consolidó durante esos años, influyendo también en la Guerra Civil Española. Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos se mostraron reticentes a apoyar decididamente a la República Española, mientras que Portugal, Italia y Alemania apoyaron abiertamente al bando sublevado. Solo la Unión Soviética y México prestaron ayuda a los republicanos españoles.
La diplomacia germana consideró ilegítimas las cláusulas del Tratado de Versalles que dividieron el territorio alemán. En 1939, Alemania lanzó la operación para ocupar Checoslovaquia y, finalmente, se preparó para invadir Polonia. La operación Caso Blanco marcó el inicio de los planes de invasión, con Alemania buscando contrarrestar las amenazas de la Unión Soviética, Francia y Reino Unido. En agosto de 1939, Alemania y la Unión Soviética firmaron el Pacto Ribbentrop-Molotov, un tratado de no agresión que incluía un protocolo secreto sobre la división de Europa del Este.
El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia, desencadenando la Segunda Guerra Mundial. Dos días después, Reino Unido y Francia declararon la guerra a Alemania. Las tropas alemanas utilizaron la táctica de Guerra Relámpago o Blitzkrieg, venciendo rápidamente a las fuerzas polacas. La Unión Soviética también invadió Polonia desde el este el 17 de septiembre de 1939, completando la partición del país y marcando el inicio de un oscuro periodo en su historia, especialmente trágico para la población judía.
Operación Dinamo:
La Operación Dinamo fue una crucial misión de evacuación de tropas aliadas, llevada a cabo por la Royal Navy y voluntarios civiles durante la Batalla de Francia en la Segunda Guerra Mundial. Esta operación se desarrolló entre finales de mayo y principios de junio de 1940 en Dunkerque, una ciudad portuaria en el norte de Francia. Esta arriesgada misión permitió el rescate de más de 200,000 soldados británicos junto con más de 130,000 soldados franceses, polacos, belgas y holandeses.
El 1 de septiembre de 1939, el Tercer Reich alemán, bajo el liderazgo de Adolf Hitler, invadió Polonia, marcando el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Dos días después, Francia y Reino Unido declararon la guerra a Alemania. La Unión Soviética, aprovechando el ataque alemán, invadió el 17 de septiembre la parte de Polonia que le correspondía según el Pacto Ribbentrop-Molotov. Tras su éxito en Polonia, Hitler centró su atención en Europa occidental, preparando una nueva ofensiva mientras Francia y Reino Unido permanecían pasivos en un período conocido como la "guerra de broma".
El siguiente objetivo de Hitler fueron las neutrales Dinamarca y Noruega, comenzando su invasión el 9 de abril de 1940 durante la Operación Weserübung. Posteriormente, Hitler dirigió sus esfuerzos hacia Francia. Inicialmente, la estrategia alemana contemplaba una invasión mediante una maniobra envolvente a través de Bélgica y los Países Bajos. Sin embargo, el jefe del Estado Mayor alemán, Erich von Manstein, propuso una audaz táctica: atravesar el Bosque de las Ardenas, una región no muy protegida por la Línea Maginot.
El 10 de mayo de 1940, Hitler lanzó una ofensiva contra Bélgica y los Países Bajos. El Grupo de Ejércitos A alemán, bajo el mando de Gerd von Rundstedt, atacó Francia desde las Ardenas el 14 de mayo. Francia subestimó la capacidad alemana, confiando en la Línea Maginot, y no anticipó que los alemanes atravesarían el denso bosque. El ejército francés, liderado por el general Maurice Gamelin, quedó completamente sorprendido.
El 15 de mayo, tras el bombardeo de Rotterdam, los Países Bajos se rindieron. Durante una visita del nuevo primer ministro británico, Winston Churchill, a París, Gamelin le informó de la falta de reservas francesas. Ante la inminente derrota, el primer ministro francés, Paul Reynaud, comprendió la gravedad de la situación. El Reino Unido había enviado a Francia a la Fuerza Expedicionaria Británica, compuesta por unos 300,000 soldados.
El comandante en jefe de la Fuerza Expedicionaria Británica, John Gort, previó la necesidad de una retirada inmediata para evitar la aniquilación. Se eligió Dunkerque como el punto de evacuación debido a sus fortificaciones y extensas playas. Aunque las aguas poco profundas de Dunkerque presentaban un desafío, el 21 de mayo, en la Batalla de Arrás, los aliados intentaron sin éxito detener el avance alemán, ganando tiempo para la retirada hacia el norte.
Para el 23 de mayo, las fuerzas aliadas estaban rodeadas cerca de las costas de Francia y Bélgica, sufriendo constantes bombardeos de la Luftwaffe. Sorprendentemente, el 24 de mayo, Hitler ordenó detener el avance del ejército Panzer. Las razones detrás de esta decisión siguen siendo objeto de especulación. Algunos creen que Hitler confiaba en las promesas de Hermann Göring, comandante de la Luftwaffe, de destruir al ejército aliado por aire. Otros sugieren que los comandantes alemanes, Gerd von Rundstedt y Gunther von Kluge, consideraron las condiciones del terreno como un riesgo para la operación.
A las 11:30 del 26 de mayo, comenzó la Operación Dinamo. La Royal Navy preparó 40 destructores y más de 130 barcos mercantes para la evacuación. Siete divisiones francesas resistían en Dunkerque mientras cientos de miles de soldados aliados esperaban ser transportados a través del Canal de la Mancha. Las condiciones del puerto de Dunkerque eran precarias debido a los bombardeos alemanes. A pesar de los ataques aéreos constantes, aviones británicos Spitfire intentaron proteger los convoyes de rescate.
La situación era desesperada. Algunos supervivientes relataron cómo sus compañeros se arrojaban al mar en medio del caos. El 28 de mayo, la capitulación del ejército belga agravó la situación. Los días 30 y 31 de mayo, y el 1 de junio, fueron los más intensos en la evacuación. El 31 de mayo, al conocer la retirada, civiles británicos, en un acto de patriotismo, cruzaron el Canal de la Mancha en pequeñas embarcaciones para ayudar en el rescate, un gesto que la prensa denominó como el "espíritu de Dunkerque".
El 4 de junio de 1940, la Operación Dinamo concluyó con éxito. El ejército alemán tomó Dunkerque, pero se habían evacuado 338,000 soldados aliados. La Fuerza Expedicionaria Británica sufrió 68,000 bajas y entre 30,000 y 40,000 soldados, principalmente franceses, fueron capturados. Se abandonaron grandes cantidades de material bélico, incluyendo más de 500 tanques y miles de toneladas de munición. La Royal Navy perdió 6 destructores y la armada francesa otros 3, con un total de 243 embarcaciones de un total de 860. La Luftwaffe perdió unos 150 aviones.
El éxito de la evacuación, conocido como el "milagro de Dunkerque", fortaleció el liderazgo de Winston Churchill. Un fracaso en la Operación Dinamo habría sido un duro golpe para la moral británica, posiblemente presionando a negociar la paz con el Tercer Reich, algo a lo que Churchill se oponía firmemente. Tras la evacuación, Churchill se dirigió al pueblo británico en un discurso memorable, afirmando que lucharían en todas partes y nunca se rendirían.
Sin embargo, tras la evacuación, Francia quedó sola ante el Tercer Reich. El 10 de junio, Italia declaró la guerra a Francia y Reino Unido, aprovechando la debilidad francesa. Entre el 10 y el 13 de junio, tuvo lugar la Operación Ariel para evacuar a las tropas aliadas de los puertos del oeste de Francia. El 14 de junio, las tropas nazis ocuparon París sin oposición. El 22 de junio, Francia firmó el armisticio en Compiègne, utilizando el mismo vagón de tren en el que se firmó el armisticio de 1918. Francia quedó dividida en la Francia ocupada y la Francia de Vichy, liderada por el mariscal Philippe Pétain.
Entre el 15 y el 25 de junio de 1940, se llevó a cabo la última evacuación, la Operación Ariel, desde los puertos del oeste de Francia. Con la ocupación alemana de Europa occidental, Reino Unido quedó como la única resistencia frente a la amenaza nazi. La razón detrás de la decisión de Hitler de dejar escapar al ejército aliado en Dunkerque sigue siendo motivo de debate. Algunos sugieren que confiaba en la Luftwaffe para destruir a las fuerzas aliadas, mientras que otros creen que Hitler esperaba negociar la paz con Reino Unido.
A pesar de las presiones, Churchill se opuso a cualquier negociación con Hitler, dando inicio a la Batalla de Inglaterra. Esta batalla, librada exclusivamente en el aire, comenzó a cambiar el rumbo de la guerra. Entre julio y octubre de 1940, la Royal Air Force derrotó a la Luftwaffe, obligando a Hitler a suspender la Operación León Marino, la invasión de Gran Bretaña.
A mediados de 1940, casi toda Europa occidental estaba bajo el control del Tercer Reich. Sin embargo, la resistencia británica en la Batalla de Inglaterra fue un punto de inflexión crucial en la guerra.