Historia de la Bachata Dominicana

Bachata Dominicana

Surgida desde los rincones más humildes de la República Dominicana, la bachata ha conquistado los corazones y escenarios más prestigiosos del mundo con su lírica conmovedora y su ritmo contagiante. Más que un género musical, la bachata forma parte de la historia de una nación y es una de las manifestaciones musicales más auténticas de su cultura contemporánea. Esta es la historia de la bachata, una danza que comenzó como ocasionales encuentros sociales y se convirtió en un fenómeno global, un emblema de la cultura dominicana y un patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.

En el ámbito de la música popular, cada país o pueblo posee su forma singular de expresión artística para transmitir la desdicha, ya sea en el ámbito social o amoroso. Ejemplos de ello son la ranchera mexicana, el blues estadounidense, el fado portugués y el tango argentino, géneros que, en sus respectivos países, constituyen casos típicos de composiciones musicales y poéticas cuyos contenidos transmiten un sentimiento desgarrador, generalmente vinculado a una decepción amorosa o a situaciones sociales de marginalidad. En el caso del archipiélago de las Antillas, principalmente Cuba, Puerto Rico y República Dominicana, la bachata es uno de los géneros musicales más preferidos en sectores populares, tanto rurales como urbanos, como manifestación de música popular genuinamente dominicana.

La bachata comenzó como un simple encuentro social y luego derivó en un género musical interpretado de manera melodramática, con melodías sencillas o de profundo lirismo. En la época de la colonia, los criollos dominicanos celebraban encuentros festivos que llamaban bachatas, donde practicaban un baile llamado fandango, que era una fusión de un antiguo baile español con el tamborileo de las danzas de los negros africanos. Los esclavos africanos no podían bailar en las fiestas de las personas libres, pero según el Código Negro Carolino de 1784, se les permitía asistir a ciertas festividades religiosas que celebraban con cánticos y bailes. Uno de los bailes típicos de los esclavos africanos era el denominado bomba, cuyo ritmo se producía con instrumentos muy rudimentarios, que incluían el bongó y quijongos.

Para mediados del siglo XIX, en esos encuentros denominados bachatas, los participantes practicaban dos bailes que disfrutaba la limitada población dominicana: la tumba y el merengue. Este último se fue infiltrando gradualmente en las clases rurales y en los sectores urbanos marginales, hasta convertirse en uno de los géneros musicales más emblemáticos de la identidad nacional dominicana.

El vocablo bachata es una voz afrohispana derivada de cumbancha, de la que se originó el término cumbanchata. De esta última palabra surgió el término conocido como bachata. Durante poco más de siglo y medio, en las áreas rurales y urbanas, bachata significaba aguardiente, música y mujeres, además de irse de juerga, de fiesta o, como se dice modernamente, de parranda. Igualmente, en Cuba y Puerto Rico, bachatear quería decir divertirse y se consideraba un encuentro social de poca seriedad. En la República Dominicana, baile, fiesta y bachata eran tres actividades sociales distintas: el baile era un acto social festivo realizado en salones de las clases media y alta de la sociedad, amenizado por grandes orquestas; la fiesta consistía en encuentros más sencillos, con música interpretada con güira, tambora y acordeón; mientras que la bachata, en áreas marginales, se caracterizaba por bailes y cantos donde la música era interpretada con guitarras, tamboras y palos.

Con el paso del tiempo, tanto el significado como la percepción que la población tenía de la palabra bachata fueron variando. Poco después de la desaparición de la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo en 1961, la bachata experimentó su verdadera eclosión como fenómeno musical y de danza de gran impacto social en zonas marginales. Expertos musicólogos y etnólogos coinciden en que la bachata es fruto de la fusión de al menos tres géneros musicales caribeños: el bolero, el son y la guaracha.

En sus orígenes, la bachata era considerada una práctica social de clase baja y se decía que era música de guardia, de amargue, de cabaret y de velloneras. Logró una amplia difusión en todo el territorio nacional a través de diferentes medios de difusión, como la radio, los bares, los taxis, el servicio doméstico en los hogares dominicanos y, en especial, a través de una emisora llamada Radio Guarachita, que fue el principal medio de divulgación y posicionamiento de este género musical en el gusto de las masas populares urbanas y campesinas.

Los conjuntos de bachata emplearon diversos instrumentos como guitarras, maracas, güira, el bongó y, en ocasiones, la tumbadora. Otros músicos empleaban trompetas, saxofón, güira y guitarra, logrando un producto musicalmente más acabado. El género de la bachata moderna se caracteriza por su base de instrumentación: la guitarra acústica o eléctrica, la güira y el bongó. Sus raíces sociológicas provienen del campo y de los sectores marginados urbanos, de donde floreció una especie de subcultura musical que, además de su estilo particular, su letra y la forma peculiar de bailarla, marca diferencias con el merengue y otros ritmos populares antillanos.

A partir de los años 80 del siglo XX, la bachata experimentó un desarrollo inusitado tanto en Santo Domingo como en el extranjero, debido en parte al auge de la industria discográfica, al desarrollo de los medios electrónicos, la televisión, la radio, las redes sociales y también al surgimiento de reconocidos músicos, compositores e intérpretes con una producción de alta calidad artística y poética. Hoy en día, la bachata ha logrado un formidable posicionamiento comercial y es un producto económicamente rentable, además de haber conquistado el gusto musical más exigente en los diferentes estratos sociales que integran el complejo tejido social, no solo dominicano sino también de otras nacionalidades.

La bachata es un género musical auténticamente dominicano que evolucionó de manera extraordinaria desde los estratos sociales más sencillos hasta conquistar el gusto musical de la clase media y alta en términos de calidad artística. Su éxito comercial es de tal magnitud que, hoy día, en términos musicales, la bachata, junto con el merengue, se ha constituido en uno de los géneros musicales preferidos de los dominicanos. Su popularidad y refinamiento técnico la han catapultado a un elevado sitial en las preferencias musicales de los más diversos públicos a escala continental, reconocida por prestigiosas instituciones de la industria del entretenimiento en el plano mundial.

En 2019, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró la bachata dominicana como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. La bachata, con su extraordinaria evolución y su penetrante lírica, representa un testimonio invaluable de la cultura dominicana. Desde sus humildes raíces hasta su proyección y consagración internacional, la bachata ha demostrado tener una fuerza incontenible, capaz de unir a las personas a través de ritmos y melodías que hablan directamente al corazón, y que continuará perpetuando la rica herencia musical del pueblo dominicano.

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