El Panteón de la Patria y la Capilla de los Inmortales

El Panteon de la Patria

La República Dominicana es una nación forjada por el valor y la determinación de hombres y mujeres que, unidos, lucharon por la libertad y la independencia. En el corazón de la antigua ciudad colonial de Santo Domingo, existe un santuario dedicado a preservar la memoria de aquellos héroes nacionales que soñaron, vivieron y sacrificaron bienes y vidas por un país soberano. Este lugar es el Panteón de la Patria y la Capilla de los Inmortales, un sobrio mausoleo que guarda celosamente los restos mortales de los venerados como héroes nacionales.

La Capilla de los Inmortales tiene sus orígenes a principios de abril de 1875, cuando los restos del prócer independentista Francisco del Rosario Sánchez fueron trasladados a Santo Domingo y depositados en la Capilla del Alta Gracia de la Catedral Primada de América. Este acto inició la veneración de este espacio como la Capilla de los Inmortales. Nueve años después, el 27 de febrero de 1884, los restos del ilustre fundador de la república, Juan Pablo Duarte, fueron trasladados desde Caracas y depositados en la Catedral junto a los despojos de Sánchez. Posteriormente, el 27 de febrero de 1891, los restos de Ramón Matías Mella fueron también inhumados en la Catedral y colocados junto a los de Sánchez y Duarte. Desde entonces, el pueblo dominicano comenzó a considerar a Duarte, Sánchez y Mella como los Padres de la Patria.

El nombre de Capilla de los Inmortales no surgió mediante decreto de gobierno alguno, sino que obedeció a la inspiración popular desde el momento en que se comenzó a sepultar en ese sagrado lugar los restos de ciudadanos considerados héroes de la patria. La decisión de exaltar los restos de ciudadanos ilustres en la Capilla de los Inmortales siempre obedeció a resoluciones del Ayuntamiento de la Ciudad de Santo Domingo, disposiciones del Poder Ejecutivo o leyes del Congreso Nacional.

Entre los primeros ocupantes de la Capilla de los Inmortales se encuentran, además de los Padres de la Patria, figuras como María Trinidad Sánchez, Socorro del Rosario Sánchez y Balbina de Peña (tía, hermana y viuda respectivamente de Francisco del Rosario Sánchez), Antonio Duberg, José María Cabral, Gregorio Luperón, entre otros. Las controversias que ocasionalmente generaba la decisión de llevar los restos de determinadas figuras dio lugar a la sugerencia de escoger otro lugar más apropiado, resultando en la elección de un antiguo edificio colonial perteneciente a la Orden de los Jesuitas.

El Panteón de la Patria es un monumento del siglo XVII, ubicado en la calle Las Damas del centro histórico de Santo Domingo. El edificio fue construido entre 1732 y 1735 bajo permiso del Obispo Fray Domingo Fernández de Navarrete, sirviendo como sede de la Orden de San Ignacio de Loyola. Pese a que los jesuitas habían llegado a Santo Domingo hacia finales del siglo XV, la cúpula de su iglesia destacaba por su perfección y hermosura en comparación con las demás edificaciones religiosas de la ciudad. El edificio funcionó como convento e iglesia durante varios años y, gracias a una bula pontificia, operó como colegio seminario con la facultad de expedir títulos superiores.

En 1767, los miembros de la Compañía de Jesús fueron expulsados de los dominios españoles en América, y el edificio permaneció abandonado durante varios años. A lo largo del siglo XIX, el edificio tuvo varios usos, incluyendo ser depósito de tabaco y mercado de víveres. Durante la primera ocupación militar norteamericana de Santo Domingo (1916-1924), el edificio fue utilizado como oficinas de la Secretaría de Hacienda hasta que fue convertido en Panteón de la Patria.

La idea de convertir el antiguo templo de San Ignacio de Loyola en el Panteón de la Patria surgió en 1892, con ocasión del cuarto centenario del descubrimiento de América. Aunque inicialmente se consideró que el Panteón debía ser el recinto donde descansarían las cenizas de Cristóbal Colón, este proyecto no se materializó. No fue sino hasta 1956, con la promulgación de la ley número 4463, que se dispuso la restauración y conversión del antiguo templo en el Panteón de la Patria.

El artículo primero de la ley ordenaba que el edificio fuera acondicionado adecuadamente, erigiéndose en su nave central un sobrio y artístico altar. El Panteón de la Patria sería el mausoleo dedicado a conservar en un ambiente de carácter religioso los restos mortales de los ciudadanos ilustres dominicanos. Se facultó al Poder Ejecutivo para que dispusiera el traslado al nuevo recinto de los restos mortales que desde 1875 descansaban solemnemente en la Capilla de los Inmortales de la Catedral Primada de América.

Una excepción notable ocurrió el 27 de febrero de 1944, cuando el dictador Rafael Leonidas Trujillo ordenó que los restos de Duarte, Sánchez y Mella fueran exhumados de la Capilla de los Inmortales y trasladados a la Puerta del Conde, convirtiéndose en el Altar de la Patria y tumba definitiva de los Padres de la Patria. Durante más de tres décadas, muchos dominicanos acudieron al histórico baluarte de la independencia para rendir tributo a los Padres de la Patria. En 1976, el presidente Joaquín Balaguer dispuso la construcción de un monumento fúnebre en el Parque Independencia para albergar los restos de Duarte, Sánchez y Mella.

En 1972, bajo la administración de Joaquín Balaguer y mediante el decreto número 2140, se ordenó que los despojos mortales de los próceres civiles y militares que se encontraban en la histórica Capilla de los Inmortales fueran conducidos al nuevo Panteón. Esta disposición se cumplió en una solemne ceremonia el 16 de agosto de 1974, aniversario de la Restauración de la República. Los restos de Francisco J. Peinado, uno de los principales artífices del plan de evacuación de las tropas norteamericanas en 1924, permanecieron en la Capilla de los Inmortales por expreso deseo de sus descendientes.

El Panteón de la Patria conserva para la eternidad los restos de grandes personalidades dominicanas que tuvieron un papel preponderante en diferentes gestas históricas, como la independencia nacional, la guerra restauradora, la resistencia nacionalista contra la primera ocupación militar norteamericana y la guerra patria de abril de 1965. Igualmente, allí se encuentran los restos de figuras destacadas en la literatura, la historia y la civilidad.

Ubicado en el centro histórico de la Ciudad de Santo Domingo, el Panteón de la Patria es un testigo permanente del valor y la determinación que dieron forma y sustancia a la República Dominicana. En este lugar descansan para siempre los fundadores y defensores de la patria, cuyo ejemplo y sacrificio por la independencia nacional siguen inspirando a las generaciones del presente y del porvenir. Honor eterno a las grandes personalidades de la patria.

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